lunes, 13 de diciembre de 2010

Wikileaks, y sus oficinas de película de ciencia-ficción

Tras la repercusión medíatica de Julian Assange, fundador de la polémica Wikileaks, que ha sacado los colores a los servicios secretos estadounidenses, y a políticos y diplomáticos de medio mundo, hemos querído enseñaros el corazón, donde se cuece todo el entramado de Wikileaks. Como no podía ser de otra forma sus oficinas son sorprendentes y subterráneas, a 30 metros de profundidad y sobre un espacio de cerca de 1.200 metros cuadrados delimitado por paredes de roca granítica.


Nadie sospecharía que bajo el manto verde del Parque Vita Berg, en Estocolmo (Suecia), se encuentran las oficinas de Wikileaks. Un antiguo bunker anti-atómico de la guerra fría reconvertido por el estudio Albert France-Lanord Architects en un complejo de oficinas futurista inspirado en las películas de ciencia ficción realista de la década de los setenta.

Acceso oficinas Wikileaks


Largos pasillos habitados por tuberías, servidores y computadores emergiendo de la roca viva, entre muros de cristal y con la omnipresencia de una luz fría que refuerza la sensación de estar caminando por una estación espacial. Esa es la primera impresión que deja el complejo White Mountain.
No en vano, Albert France-Lanord ha recreado un ambiente gélido en el que predominan los blancos y los azules sobre el fondo natural y frío de la roca. Un espacio que recuerda más a una nave interestelar o a una instalación lunar algo “kitsch”.

Motores de submarino que actúan como generadores de emergencia

En todo caso, la voluntad del arquitecto por aclimatar el interior del refugio nuclear para el uso humano, le ha llevado a incorporar vegetación e imitar los juegos de luz y agua de los espacios naturales, si bien, la sensación de “ausencia” sigue en la atmósfera, como si de una nave o instalación abandonada se tratase.



La integración vegetal con la tecnología se ve en la zona común próxima al vestíbulo del complejo, islas humanizadas de un espacio en el que lo principal es la temperatura física –para la ventilación y refrigeración de los aparatos- y emocional, para obtener el efecto global deseado.



La sala de reunión central elevada, en cuyo interior el mobiliario futurista de Karim Rashid para Magis, busca aportar la calidez que carece el resto del espacio, alfombra lunar de piel incluida.